lunes, 28 de septiembre de 2009

Borrachómetro

(...)

"Mi borrachómetro indica altos niveles de la noche anterior: pantalón negro de alta estima dado vuelta arrojado en pasillo de living, remera nueva con estampa referente al amor incrustada en ventanal, vasos tazas botellas adornan mesas pisos y banquitos, puedo escuchar así algunas palabras dichas. Por lo pronto, esa es toda la memoria con la que cuento en este momento, en esta mañana, en la que todo yapasó".

(...)

CELOFÁN III

Ya no estoy ahí, ahora hago la fila para estrellarme feliz contra los otros autitos chocadores, mi juego preferido. Sigue la noche, pero ahora hay ruido voces metales. Colores. Familias, parejas, gente.
Miro la gente,
ya no tengo celofán,
ni frío.

sábado, 26 de septiembre de 2009

CELOFÁN II

No me canso de mirar el celofán,
como no me canso de mirar a los ojos,
a un par de tetas, en un tiempo me canso.
Recuerdo que jamás sentí los pechos de Mikage, aun así los extraño.
Hay tantos modos de hacer con esas ausencias.
Los dedos dictan, la vida sigue.
A veces hay puntos y comas, a veces no.
Subir, cuesta. “Subir la cuesta, cuesta”, estaría mal dicho.
Me doy cuenta que entré en un laberinto sin parapetos, de una arandela a otra,
desprevenido, manos en el aire temo caer, destrozarme.
Algunas cosas afectan mi sensibilidad.
Escucho mi voz me hablo me repito, me me me, una vaca habla dentro en mí.
Fastidio.
Me detesto, me desgarro, rompo destrucción de mi ropa a gritos como si me picara un ejército de pulgas.
Me detengo pronto, firme.
Suena aun el grito que ya no está en el aire, flota.
Quieto, parado, la cabeza gira hacia ambos lados, secuencia.
Otra vez silencio, nada ha pasado aquí.
Señores, no hay nada que mirar, sigan rumbo a sus casas, nada ha pasado aquí.
Esto no es grave, ni es gracioso, no es.

jueves, 24 de septiembre de 2009

CELOFÁN

Celofán flota en aire, acaricia asfalto sin rumbo.
Pequeñas baldosas, rayas.
Camino por esta ciudad que es la mía, soy un extraño.
Pienso “necesito lo nuevo”.
También en aire una flauta traversa, una ventana con luz. Pasos cortos, lentos, silenciados. Siento la visión torpe, confusa.
Sigo celofán, que existe cada vez que brilla por los faroles, reflejan en él.
Junto al celofán, me he vuelto quien lo mira,
observo y soy para eso.
Él simplemente, liviano, flota en el aire.
En cambio, yo no floto,
soy pegajoso y denso,
pesado,
atascado al pavimento,
muslos de bolsas de residuos,
caderas de metal,
un orfebre maquinó mis pensamientos.
No floto.

martes, 22 de septiembre de 2009

Extraño algo en ti

que nunca tuve.

viernes, 18 de septiembre de 2009

La claridad del día siempre nos muerde los pies.

Constantes intentos por escapar a la vecindad.
Percibo tu mano y sus anillos deslizarse por mi espalda hacia dentro.
Y nos contemplamos. Nos adivinamos.
Tu nombre, el mío, son alaridos-ausencia en aquel instante,
encapsulamientos, ficciones
que intentamos agarrar.
Nos nombramos para ubicar algo en algún sitio no sabemos dónde.
Por eso nos reímos tanto, siempre, algunas veces, sometimes.
Y nos tocamos sin parar, sin poder.
Y hasta puedo acercarme y preguntarte sin decir,
¿Qué hay allí?
¿Qué ves allí?
¿Cómo se siente?
Ya me encuentro desposeída de mí.
Dependo de tus dedos–palabras y de tus palabras-dedos.
Tocame, sí, tocame.
Y tu voz aparece bruscamente en mi murmullo interno.
Tus gemidos de palabras, de ausencia, de locura.
Dolorosos gemidos de amor que ronronean la pregunta eterna.
Vos, dogmático escepticista.
Levanto los párpados. Estás allí.
Otra mano hace girar la calesita nuevamente.
Ahí vamos.
Viento, velocidad.
Se reinicia.
O continúa,
que es lo mismo.

Incertidumbre apacible de aquel verano.

Un punto de fuga
y uno de retorno.

estar

SOLACOMPAÑADA

martes, 15 de septiembre de 2009

Contingencia

Cae una manzana sobre la cabeza de Isaac,
sacude sus cavilaciones.

Otro Isaac, varios siglos después, es obligado a realizar la caminata de la muerte. Cuerpo barrido, numerado. Blanco y gris alrededor, y frío, y soledad, y espanto y muerte. Entregado a un vacío ya dispuesto, sólo escucha su propia respiración, y no piensa. Gritos en su idioma y en otro. Montañas de zapatos. Él elige, tal como le indican, de entre ellos algún par. Eligió un par correcto, por lo que sus pies, sólo sus pies; tibios, contenidos, le permiten continuar, la marcha hacia la muerte. Sin zapatos los pies se congelan, el cuerpo se detiene, la vida se hunde. Fui afortunado, piensa, cuando piensa, muchos años después.

En la vida pasan cosas.
Y cosas pasan.

Neil tenía cuatro años y la familia Armstrong tenía una casa con un extenso patio en alguna ciudad del estado de Ohio. Al niño, como a todo niño, le gustaba jugar a la pelota. Domingo. La pelota se aleja y llega a la ventana de sus vecinos, Tom y Sara, quienes en el momento en que la pelota volaba hacia su ventana se encontraban en medio de una escena íntima, envueltos en fluidos y gemidos. Neil sorprendido, no comprende. De pie, frente a la ventana, no oculta su deseo de saber. Tom, al verlo, grita: “Niño! Esto no debes verlo!”. Neil rezonga. Tom explota, con burla, en un grito: “Podrás el día que el hombre llegue a la luna!”.

Ve la estrella fugaz
cada vez que no mira.

domingo, 13 de septiembre de 2009

ciertos pasos son

un pequeño paso para el hombre
un gran paso para la subjetividad.

Riesgo:

estás metid@ en un-inconveniente.

Juego:

no se juega al amor

el amor nos juega

somos jugados

viernes, 11 de septiembre de 2009

EL TROYANO Y LA PASA DE UVA

Plano al monitor.

Chica tirada en el piso. Revuelve cables. Qué calor, qué molesto, qué ufff qué queja. Se levanta, mano en cintura, piso de nuevo. Esto no enciende. Porrrr diossssss, qué se hace. Cómo es posible. Recapitulemos, a ver. Un troyano. Pantalla monitor. Peligro. Rojo. Ventana. Bien, elijo por este botón. Puf. Ruido. Corte. Apagón. ¿Explosión? Mano en mentón, fuerte. Respiración profunda. Dedo rasca nariz. Esto no es posible.

La chica se agacha y mira los cables muebles y todo acaricia ese plano brillante todo igual que no se ve nada. Saca una zapatilla: enchufe de enchufes plástico blanco chato. Saca otra. Cables. Más cables. Uno por uno. A ver. Sí, ahí está.

Una pasadeuva. Pegada llena de polvo escondida camuflada. Mano toma pasadeuva. Ojo la mira. Pasadeuva dejada de lado arrojada. Mielpegote en enchufe. ¿Pila sulfatada o pasadeuva? No hay pila. Hay pasa. Electricidad nueva. Nada.

¿Es posible que coincidan exactamente en un mismo instante un troyano y una pasa de uva al punto tal de dejar devastada una máquina completa, m, m? Mano en mentón, rasca de lado a lado; labios fruncidos.

Ya sé, apago todo por las dudas cambio todo de lugar observo muy bien antes qué aparatos funcionan luego electricidad y ahí debería estar la clave el secreto listo. Nada. No enciende. La chica se aburre, decide regresar al mundo de arriba y llamar a un técnico. ¡Técnicooo!

Lunes por la tarde. Técnico toca timbre, sube. Se sienta, manos en rodilla. Pregunta. Contame exactamente qué pasó. Chica habla, bla bla. El troyano y la pasadeuva. Técnico escucha relato secuencia. Pregunta por las zapatillas. Ahí están, abajo, lejos, oscuro, allá. Baja. Chica arriba lo ve pasar, ve que no tarda. Pero acá hay una zapatilla enchufada a sí misma.


Chica piensa en troyanoypasadeuva.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Inquietud =

No puedo estar quieta.

martes, 8 de septiembre de 2009

Habitar =

se habita en alguien.

Por ejemplo:

"cuando estuve en Sebastián con Costa Rica".

lunes, 7 de septiembre de 2009

Te asustó el lagarto,

lagarto llamaste al amor.

Y corriste,

del deseo al goce.

Buscar la cámara-de-fotos,
para tener una imagen,
para tenerlo.


El lagarto desapareció,
antes.

El lagarto no se posee.

El orden de los factores...

altera todo!

domingo, 6 de septiembre de 2009

Confundirnos:

CO-FUNDIRNOS

DOLOR CIUDAD

Recuerdo muy bien ese objeto, madera metal, pelotitas giran van vienen, caen al final, pero es casi caen, al final no caen, y así. Pasar largos ratos observando ese vaivén, preguntas, no comprendo, sufro, permanezco.

Así la noche de un sábado como imagino es cualquier sábado, calles adoquines buenos aires, asfalto tránsito transpiración, así las zapatillas colores saltones botas tejanas, los chicos las-ellas, todo junto mismo lugar,
caos violencia abundancia repugnancia.

Choques de cuerpos;
vómitos ambulancias desmayos se nos va;
qué me mirás loco te cago a trompadas;
una-ella arrojada sobre piernas sesenta grados
suplica grita llanto lágrimas negras.

Oigo mis tacos por segunda vez, primera en
adoquines salvaje afuera verdad.

Temor de espalda, tensión boca dientes oídos, pensamientos explotan no dejan marca,
ruido tormenta silencio nada.

Dolorciudad.

Aturdimiento.
Plaga.
Disturbio.
Encierro.

Luces blancasamarillas , mi ceguera ante tanto, mi espanto mi temor.

Ningún duende.




viernes, 4 de septiembre de 2009

PERRO NEGRO

Noche.
Después de encuentro con personas de escuela primaria veinte años después, parto,

noche aún,
a la fiesta del griego.
Llego.
Calle poco transitada, luces amarillas.

Portón blanco madera vieja.
En vereda, aparece perro negro,

cachorro grande orejas paradas.
Me roza hocico en rodilla.
Me mira, fijo.
Me toma.
Acudo a compromiso ético.
Me dejo.
Ya estoy ahí.
Se abre puerta, entro en fiesta,

no conozco a nadie hablan varios idiomas o extraño castellano.
Balcón.
Perro mira, ojos fijos, desde abajo.

Busco cómplice, otro sensible.
Asoma chico pelado rasta que fuma y convida.
Observa. Ve. Mira al perro. Me mira.
Comentamos.
Ya está.
Tomado dos.
Tomados.
Salgo de mí:

-No conozco a nadie acá. ¿No hay alguien que tenga casa?
Pelado rasta parte.

Quedo.
Observo perro que mira, a mí.
Aúlla.
Luego: amigo de amigo,

llamado a teléfono en balcón tres de la mañana,
chica atiende,
dormida,
escucha,
parece querer perro.
Ella, chica con cosas sola. Peligro. Miedo. Ella.
Mientras, fumo. Circulo. Observo.
Perro negro se va,

sigue a chicas que salen caminan se van.
Creo fin de la escena.
Triste.
Luego,

vuelve auto con pelado rasta y amigo de amigo.
Encontraron y dejaron,

llevaron perro negro a chica sola en casa.
Ella se llama Tsunami.
Japonesa.
Cierro círculo lectura literatura japonesa.
Atrapada en ella,

soy escrita.

macho y hembra


Macho: marca el territorio con el olor

Hembra: lleva el territorio en su cuerpo

Demorar:

No hay más tiempo de morar.

El amur:

el amor y la muerte.

Si piensa que piensa,


está sola.

Si piensa,


no.

Cajas

Todo encaja.

Pero él,

desencajado.

en-caja:

AMARSERAMADO