lunes, 22 de noviembre de 2010

Soy tu miel

En suave lluvia de domingo primavera se chocan ella y él, en medio de charco te dejo pasar, ¡cuidado!, ella cae de la bicicleta naranja. Él, botella vino en mano espera entrar en puerta ajena, ofrece brazos y miradas a ella que cae, te levanto las cosas del canasto, creo que sangra tu rodilla. La caída-plena cruce de miradas destraba la cerradura, vivencia de la energía-a-borbotones, ella convertida en animé. “Agárrense de las copas!” inventa improvisa un desafinado voyer que espía con goce la escena de dos. Estados profundos del adentrismo, piensa ella, en voz alta. “El amor nos hace inventar verbos” inteligencia él. El sabio Mararú supuso el encuentro, vociferó: “Estos personajes son hablados, tan hablados que se la creen”, y sintió envidia. Ella, en sobredosis de placer ocular, susurra para que él no oiga “este es el principio (y el medio) de las cosas”. El corcel-bicicleta arrojado ahí, objetos abandonados ahí, no hace falta nada, no falta, llenura contingente soportable, encuentro. Renunciar: está bueno (renunciar, se las trae). Emprendimiento de viaje de a dos. “Tal vez me dé miedito subirme al elefante”. Ninguno se pre-ocupa. Se besan. “Soy tu miel”.

NUDO NO-MUTANTE:

Ante cada desorientación,
volver a él.

viernes, 19 de noviembre de 2010

desbordeagua

Ella oscila entre:

sentir que el agua no la toca
y
sentirse empapada.

domingo, 14 de noviembre de 2010

¡¡Cuántos bucles hay que
dar para llegar a
tan-pocos-buenos-lugares!!

sábado, 13 de noviembre de 2010

Bifurcación:

En ese punto se elige el camino de la verdad ó el camino de la felicidad.
La felicidad no existe...
(pero qué lindos los arbolitos que ocultan a la bella

muerte).
ME ASESINÓ: Dijo ASÍ NO.

cuestión de registro(s)

Ella le dice a él: "vos tratame bien el real y el imaginario, y yo trato bien tu simbólico, vas a ver que la cosa más o menos así funciona ".

domingo, 7 de noviembre de 2010

Conejitos

Zoe viaja en bicicleta, frena en negocio pintado rojo ocre y compra dos conejitos de porcelana, pimentero y salero, ambos blancos, uno con amarillo el otro naranja. Conejitos envueltos en papel de diario y plástico con burbujas de aire que los protegen de una caída. Zoe ubica conejitos en estante de cocina, junto a especias frascos y tubitos, colores y aromas y conejitos descansan a la vista en cocina celeste. Un día llega él, como otros días. Zoe cocina, prepara agarra sacude, le habla, lo mira, él sentado en banquito gris. Ella colores aromas y conejitos. Emoción del agasajo, busca pote, mueve objetos, conejito amarillo y blanco cae al piso, se rompe. Ruido. Pedazos. Blanco amarillo, gris. Zoe, profunda tristeza, lo mira a él, que tierno le ofrece ir por el conejito que se ha roto, traerlo de regreso, en sólo unos días. Ella sonríe mientras observa conejito naranja, triste como ella. Una semana pasa y el conejito amarillo no regresa en manos de él. Una semana pasa y él tampoco regresa. Zoe entra en su cocina cada vez y mira al conejito naranja solo, presión en el pecho de la imagen que la nombra. Una semana pasa y Zoe monta de nuevo bicicleta, sábado por la tarde, cae Ra como la semana, como Dios terminando lo que inició. En ese medio que no es la tierra de los otros, se eleva hasta infinito punto rojo en busca de un regalo. Encuentra ahí una serie de parejas de conejitos, blancos amarillo naranja. “¿Puedo llevar sólo uno, el amarillo?”. Le dicen que sí. Otra vez conejito envuelto en papel de diario plástico burbujas de aire, conejito blanco amarillo en el estante, los conejitos se miran, ya no hay tristeza en ellos, ni en Zoe, que entra a su cocina y saluda, con guardianes de colores, alquimia con la natura, preámbulo amoroso; escribir.

martes, 2 de noviembre de 2010

lamento profundamuerte

Una mujer se presenta frente al escritorio de una psicoanalista, camina inquieta, dice estar nerviosa, que las entrevistas la ponen así, entonces, camina alrededor del escritorio. Cada vez llega con quien llama una amiga, una persona que la acompaña, ¿cuándo?, cuando no puede estar sola. ¿De qué la salva ese otro, otro con minúscula, ese cuerpo hablante que pasa el rato con ella? De nada y la salva, de estar a solas con la nada, aun sabiendo que esa nada trasciende a los cuerpos que hablan, o los habita, porque hablan.

Si pudiera el bebé quedarse pegado al cuerpo de su madre para siempre a cada instante, entonces ¡por qué no! Pero la madre alguna vez sale, alguna vez deja un hueco, alguna vez cae el bebé. Alguna vez siempre. Entonces, no hay abrazo eterno, saltito al otro lado de ese abismo que otro paciente dijo que nunca se animó a cruzar y por eso quedó de este lado, del lado del tronco-materno, aclaró. El mismo que pregunta cómo hace para hablar y no mentir si la Biblia es la verdad, entonces cuando él dice que la Biblia es la verdad, él miente.

A la tarde, sola en el sillón, la psicoanalista mira por tv cómo una presidenta se queda sola, sola sin su compañero, acompañada por el país -casi- entero. Qué soledad en ese cuerpo mirada cajón delante, qué fortaleza de semblante frente a la crudeza del cambio que todo transforma.

(Un) punto de infranqueable soledad del cuerpo-lenguaje de cada quien.