jueves, 31 de diciembre de 2009
martes, 22 de diciembre de 2009
sábado, 19 de diciembre de 2009
domingo, 13 de diciembre de 2009
Fragmento de Capítulo "Carlos Carpincho"
"No me giro, no miro de nuevo, no retorno, el auto celeste ochentoso sigue ahí, escucho el motor, camino a contramano, me voy, sin giro de cabeza, no hay adiós adiós.
Toco timbre en casa de Arami. Abre su puerta y hallo abrazo femenino que permite llorar. Puedo al fin no resistir, descomprimir el aire el pecho las lágrimas. Comparto ese dolorbelleza de lágrimas en ojos de mujer.
Los dos cuerpos de las dos mujeres en el sillón de dos cuerpos, evitamos el diván. Elegimos el juego de azar con libros de Pessoa y música con voces femeninas que gritanentonan los graves.
Arami lee para mí. Actúa mis palabras. Yo me río: de ella y de mí.
El domingo cuando se apaga
afloja un poco sus cuerdas.
Dentro de una nueva otra cueva,
no moja tanto la lluvia aquí".
(...)
miércoles, 9 de diciembre de 2009
sábado, 5 de diciembre de 2009
poesíensayo
Quería matarme. Ni eso pude. O salir a matar. No me lo permití. El odio crecía dentro mío sin salida en humareda o voracidad. Sin encuentros extremos, sin riesgos, ni verdad. Toda la muerte dentro de mí. No sale ya el veneno, no contagio, mis manos panes blandos, no rompen vidrios, no arañan mis uñas, ni raspan, ni nada. Nada. Esta nada me come el cuerpo, me fagocita este equilibrio de naturaleza muerta. Este odio a la nada misma. No estoy libre, no soy más feliz, el amor me toca y qué, ¿qué toco yo del amor? Vómitos palabreros sin sustancia, vacío silencio murmullo oscuro de otro en mí, habitada torturada llanto vacío nada. No dejo espacio, lleno este blanco maldito de hoja caliente con brazos que me empujan la cabeza y qué dolor, esta cabeza duele, este cuerpo duele, esos ojos resinosos escondidos en mis parpadeos. Ningún lugar, puro vacío. El calor no se decide en esta ciudad húmeda humedecida no de sexo, el balcón con un pájaro que el gato atrapa aplasta y come y yo veo el asesinato sin llanto ni modulaciones, seres vivos o muertos qué importa, se comen unos a otros, quién vendrá por mí, no temo esta soledad que espera el diente que sacude las paredes de esta des-realidad, sacame de acá, no importa, sacame. Sí vos, desconocido, sí a vos te hablo, no sé quién sos pero podés tener poder sobre mí, vení dale, te lo doy, ves, qué fácil, es algo que te doy, ¿crees que te lo doy? ¿Crees que es dable este poder, este vació, esta nada que soy yo? Tomala nomás, agarra nada, agarrate de eso y tal vez seas feliz y lleves una correa vacía para pasear por los pasillos de tu laberinto y mires el cielo y pienses que ahí está la luna, y no sea más que reflejo inmundo de lamparita rancia de hotel barato de noche muerta de hastío eterno de sábanas abandonadas olorosas rotas. Pero vos andá, caminá contento, con el torso levantado, qué bien te ves te veo te ven. Pura mierda. Miles de pares de zapatos y vestidos rojos verdes violetas y maquillaje de colores y olores y cremas y esmaltes y platinados y caoba oscuro y nada te disfraza. Tenés cuerpo de mujer muerta en campo de concentración. Muerta desnuda. Muerta desnutrida. Muerta abandonada enajenada, muerta muerta. Ya nada te desviste y eso es lo que más te duele. No hay brazos peludos fornidos fortachones, no hay pecho que late, espalda que contiene. Quería matarme por miedo a no saber cuándo vendría. Ahora extiendo esta vida y ahora qué, pura jaula con rueditas a pasear por la gran avenida, hola señor, cómo le va a usted. ¿Y ahora qué? ¿Qué debo acontecer para marcar con oleos oscuros esta tela rala? Pollock de la vida, escupitajos agujerean los papeles escenográficos, remolinos de cuerpos que danzan vientos gritos alaridos, espanto, y carcajadas, en el fondo, las carcajadas sin nombre, sin boca, sin ojos, los ojos sueltos, labios gritan, se comen la vida, tocan sin dedos, mis libros vuelan golpean los techos se rompen en hojas secas, sola, estoy sola, todo huye, y yo no puedo ni matarme puedo. Me quedan las palabras, el castigo de ser habitada por cosas muertas que me viven en garganta seca. Y en esta nada río de basura, nos vemos y algún detalle nos parece lindo y eso nos conforma en este bosque seco, y nos miramos y las manos se tocan, y los cuerpo se queman se rozan. Pero el sueño es mucho más corto que la vida, y esta vida es sueño, sueño-pesadilla. No estoy ahí para vos, no estas ahí para mi, perdidos envueltos en papel film nos tocamos, no te encuentro, una cueva puerta de hierro, espero no quedar fuera otra vez, los jardines no son de la alegría, antesala del espanto casa vacía, no hay nada detrás de esta puerta, timbre aturde membranas tibias, acá descansan sólo piedras con nombres. No hay amor aquí. No hay sexo aquí. Las palomas se han llevado todo. Los grises envuelven la carne acostada sobre piso frío. Y este silencio… ¿por que no me hablas? Si las palabras curan, arman vida. Nombrame, sacame de acá, cómo tengo que pedirlo. Dame algo, lo que sea, algo que pueda sostener entre manos y creer que hay algo ahí, que lo sostengo entre manos, que son las mías, dame algo para tener manos. No puedo abrazar así. No puedo tocarme cada vez que me golpeo cuando caigo y caigo y caigo. Dame algo para detener esta catarata gemido tormento. No me creas sabia, ni bella, ni nada. No me creas. No esperes de mí, no me pidas. Sí, pedime. ¿Te lo puedo dar? Dame un gusto. Te doy. Y ahora ¿qué más? Te doy más. Y ahora qué más. Me hundo. Me asfixio. Te puedo dar más, te puedo dar todo, no puedo, no todo. Abrazame. Callame. Calla esta cabeza que habla sin mirarme a los ojos. Guillotiná mi ser, mi voz, quiero ser otra, ninguna otra, esa otra, no sé cuál. Quiero este blanco lleno lleno, este hueco ardiente, siempre hueco, este hueco grita, ¿no oís? ¿Y esos pájaros? ¿Ya llega el alba? No quiero luz, me encandila la vida, no niños, no bellas durmientes y no hadas madrinas. Basta de velos transparentes rosados celestes amarillo. Esta cuna no duerme a ningún niño. La niña se retuerce en escalas cantadas contrafrente, domingos verde musgo en mini espacios enrejados, cárcel de las palabras no sabidas, del exceso en la mirada, en la nada, en el amor. La niña siente a los otros, presente ahí, con la atención de todos ahí, huye por puerta trasera, nadie vigila a la niña que huye, nadie hay aquí. Y vos aún en silencio, aplastante nada masculina que es ausente por presente, vamos, que de la nada hacemos algo, jugá con este poco de plastilina y que sea un caballo que no trote, que solo galope y se eleve y sobre todas las cosas, que me crea cuando lo llamo.
Pst, vení.
Vamos.
viernes, 27 de noviembre de 2009
No podía disimularme más.
De otro modo,
el hueco mordía mi efímera existencia
convirtiéndola
en una eternidad hostil.
martes, 24 de noviembre de 2009
sábado, 21 de noviembre de 2009
i want this poison
te espío los ojos
acaricio tus pecas
las cicatrices que una noche y otra conozco
ahora hacemos pactos anti oréganos
y nos relatamos pasados miserias caprichos
nos decimos dosletras
sonrío apoyada en tu hombro
sonreís cuando giro mi cabeza hacia el otro lado
aunque dormimos en la misma geografía
atravieso la distancia de no palpar tu peso en este colchón
juego con mi imaginación
y los deseos
sin precaución hacen las suyas
y nosotros mientras
hacemos lo que podemos
ahora tengo acentos
pero no tengo puntos
no quiero puntos
libertad del vuelo palabrero y cursi si me toma
y qué
si el amor es dulce henna miel savia
me dejo
me embadurno
el amor es puro enchastre
quiero
quiero esos ojos que miran para todos lados
sin ver
ciegos en el deseo placer goce
de ese aroma cuerpos desnudos sudor pasión
brotan sabores del encuentro
i want this poison
-poison-
quiero escuchar mucha música
y bailar a veces
jueves, 19 de noviembre de 2009
martes, 17 de noviembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
(13)
El colchón sostiene la articulación
que flamea
en sábanas rojas
que él no conoce.
Aún.
sábado, 14 de noviembre de 2009
(12)
pero tengo mis preferencias.
Tengo preferenciasy algunos rituales.
Esta noche es frazada de un día largo
entonces,
elijo la cereza para antes de dormir,
me gusta lo dulce
en mi boca.
viernes, 13 de noviembre de 2009
(11)
para la última porción?
¿Ó no sos ninguno de esos?
¿Comés tortas?
¿Te gustan las que tienen mucha mezcla o las llanas simples estoicas?
¿Vainilla o chocolate?
¿Crema o chocolate?
jueves, 12 de noviembre de 2009
(10)
cuidado.
Llevar mis besos en palabras a vos.
Me erizan, tus besos
Me enrollo en sábanas,
llena
pero
de alegría.
Ella quiere saber de él
cree que al preguntar
obtiene lo que quiere
entonces
habla sola.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
(9)
largos incluso,
y cada uno mientras tanto
y nos vemos en un rato
en el sillón.
Ó nada,
qué neurosis mala malísima,
y qué época líquida nos ha tocado,
mejor
si se puede:
simple.
Hablemos sin la letra Ñ
y sin acentos,
hablemos sin signos de puntuación,
quedémosnos congelados como profile pictures.
Y cuando queramos llamar la atención del otro,
enviemos un zumbido.
No seamos excluyentes
no seamos dogmáticos
que el gusto por las palabras
por la música
por los detalles
y las vueltas a la manzana
y las manzanas con jugo de apio es todo un enchastre un kilombo
no seamos prolijos que nada lo es
y de las pocas cosas que valen
y las millonadas de detalles que valen.
martes, 10 de noviembre de 2009
(8)
ó
quizás
sí.
Viste, finalmente esto pasa con las palabras
(pero qué bellas, las queremos),
las idas y vueltas,
siempre los malos entendidos.
Qué tonta,
claro que la paranoia no sirve para nada!
Somos un poco tortugas invernando,
pero no somos sólo tortugas invernando
y por eso vale la pena salir,
y dar la vuelta a ver qué pasa -dice la canción- ,
doblar en calle Medrano por ejemplo, and who knows.
lunes, 9 de noviembre de 2009
(7)
creen elegir la condena
de verse sin mirarse.
Ella cree que él puede ser capaz de un rapto de valentía.
Y entonces ahí
ya voz cuerpo mente
simples humanos,
qué miedo da,
pero a veces
qué bueno.
El atardecer le sienta bien
comenta ella
no aclara si por el final
ó
por el comienzo,
aquello que cae se pierde
la luz nueva
blanca
pura-oscura
donde ella mejor puede ver.
La compañía de él
La distrae
De ella.
Del hueco.
Impulso.
Él dice que sí a todo
y espera los detalles
de su paradero
de ella
porque aún cree
que la dirección
es en algún lugar.
Él juega
asoma su cabeza
detrás de un muro
el cuerpo no se ve
las manos no se tocan
estamos protegidos
aún
salvados
de esta inmensidad
que es posible
cualquier día
nos come nos traga nos devora.
Ella no entiende nada.
Mientras él en el muro
Ella en la cabeza
En el mar
Con aguas vivas que la acarician con tentáculos rosados
Y si me tiro de cabeza
Seguro me pega en el ojo
Y pierdo la visión
¿Y si me vuelvo como Tiresias?
Oh no, qué tragedia tanto saber, tanto conocimiento.
Lo que se hace bien, se hace despacio,
tus tiempos son tus tiempos.
Y ella puede
De nuevo
Descansar
Abre la boca
Respira
Qué fresco se siente acá.
domingo, 8 de noviembre de 2009
(6)
Caen en pedazos los cachos de verdad realidad
Una breve ficción mentira
En la que ella creía engañar a todos:
“Nada va a llenar ese hueco”.
ella sabe que nada lo llena
que no se llena con nada
pero no sabe que el nombre para eso
es hueco.
Silencio. Silencia.
Ella baja los ojos.
Confiesa:
el hueco late, los bordes queman,
y el hueco es hueco.
Eso.
sábado, 7 de noviembre de 2009
(5)
y se atreve a leer las palabras
de ella.
Se vuelve a asustar.
Ella lo nota, y acaricia su nuca
aunque él nunca se entere
ó ella nunca se entere
que ya es tarde
para no saber.
Él acepta su invitación
a esa Nada
a ese jugo de apio soso
ese almuerzo cena de platos vacíos.
Veremos qué estado del alma trae esto aparejado.
Y en el templo,
veremos qué hacer.
viernes, 6 de noviembre de 2009
(4)
se aclaran los sustos
se preparan
aclaremos cosas
digámosnos todo
así de engañados
allí vamos,
coordenadas.
Y ella le cuenta: tengo siete bebés nenas pequeñas, just babies.
Le dice: me voy y vuelvo.
Y al volver: deseo sólo encierro, desintoxicación y ayuno.
jueves, 5 de noviembre de 2009
(3)
Todo rota,
y no siempre cae el mismo día.
y ellos se piden coordenadas,
creen que en el nombre de una geografía
es posible encontrarse.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
(2)
al pie en la edad nueva,
había que ponerle rostro,
imagen,
la vida se humaniza finalmente,
qué tanto,
acá estoy,
si más sabia,
me iré enterando.
¿Cómo se empieza un lunes?
martes, 3 de noviembre de 2009
Que sea un día posible (1)
ganas de asentarme por aquí,
al menos por un tiempo.
Las circunstancias acompañan el gesto.
Saben.
Verse puede matar.
lunes, 2 de noviembre de 2009
domingo, 1 de noviembre de 2009
sábado, 31 de octubre de 2009
miércoles, 28 de octubre de 2009
No se espanta
Ni del jogging negro, capucha y transpiración
Ni siquiera de la bolsa nylon con macetas tierra dentro.
¿Y ahora qué?
Una noche,
jogging negro
capucha negra
dibujito animé japonés,
carga macetas
y lo busca,
a él,
que esa noche,
carga más que macetas.
agarra abrazo
Él – ¿te puedo agarrar yo?
Y se agarran,
sin garras
dulce abrazo.
agarra abrazo
Él – ¿te puedo agarrar yo?
Y se agarran,
dulces,
no hay garras en este abrazo.
martes, 20 de octubre de 2009
cumpleaños
Brazos a los costados, miro espejo.
Quito bonete de mi cabeza,
de la fiesta que fue.
Comprendo que:
- no todo es lo mismo
- no todo da lo mismo
- ningún mismo.
lunes, 19 de octubre de 2009
sábado, 17 de octubre de 2009
jueves, 15 de octubre de 2009
Derivadas
Ella camina apretando los dientes, sin rechinar. Cuenta todo lo que puede seriar: líneas de las baldosas una; dos; tres, cuatro; ventanas en el edificio una; dos; tres; cuatro; cinco; seis; siete, ocho. Cruza la calle, pierde la cuenta, ya no cuenta. Casi asoma la mano para cuidarlo, frena el impulso, decide no hacerlo. Nada de amor, ninguna demostración, el brazo no tuerce. Imagina su cerebro como máquina de escribir, cierra los ojos para hacer la imagen más nítida, frunce la cara, breve segundo. La vida. Cinta transportadora, espero no estar moviéndome sin avanzar hacia ningún lugar. Lo imagina cayendo en la vereda, pie en pozo se tuerce, cae, pocos reflejos, manos en el piso, nariz golpe, sangra. No, irreversible, no quedaría amor ya ni para este enojo. A ver… su ojo… Extrema el movimiento ocular sin giro de cabeza, ojo que no ve corazón que no siente, qué frase idiota. No sabe cuántas cuadras caminó el tiempo ya. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? Yo no freno, que haga su show, a ver en qué espectadora me convierto. Muerde su labio, siente los dientes fríos por el agua helada que bebe cada vez que su mano lo desea, placer del movimiento. La vida es movimiento. Sin emitir sonido, le habla desde su máquina con todas las letras. ¿Por qué no armas una de tus dos versiones, eh? ¿Por qué no te actualizas, eh? Le sube un calor por el cuello cabeza brazos manos, ganas de golpear. Qué civilizada soy, no hago lo que deseo. Huele aroma a jazmín. Un placer efímero la recorre, esboza escondida sonrisa. El olfato es sensato, rima. Levantados del suelo, vueltos bípedos, mantenemos nuestra animalidad, hipotálamo que no traduce, sin re-presentación, esa presencia me toma. Vuelve a su enojo, siente que se distrajo, frunce el ceño, se siente ridícula en la escena que nadie ve, que él no mira. Trata de ser normal. Camino normal. Común. Como si nada. Como si nada. Como si… Basta, dejame libre, silencio, callate voz, callate, yo callate! Un hombre solo camina en dirección contraria, se cruzan, también las miradas. Ella juega con disimulo. Cada juego tiene su costo en esta kermés. Quiero jugar al tango, como aquel día, sin palabras nos conocimos. ¿Si lo invito de nuevo? No. Siente tristeza, nostalgia acorde al baile que imagina, sus pies siguen la marcha militar de su descontento, no hay danza. Siente el deseo de las ganas de llorar. Busca imágenes cada vez más tristes, esfuerza las aletas de la nariz intentando empezar por el final: camino por esta misma calle, pero sola, sola sola, perdida, en otro país, nadie a quien acudir, duermo en la entrada de un banco cerrado porque es domingo, las bolsas revolotean sucias, dolor de cuerpo alma hambre. Nada. No hay lágrima. Ni llorar puedo. Piensa en el tango, el salón le da un lugar. Para seguir al hombre, la mujer debe poder apoyarse en el hombre, sin que sea demasiado, un apoyo como caricia, sutil, el hombre sostiene a la mujer y la mujer se deja llevar. Giro abrupto de cabeza, mirada fija escrutadora al perfil de él, que camina. Me sostenías. Me abrazabas. Me dejé llevar. ¿Y ahora qué se hace con los pasos dados? No le dice nada. Si me toma la mano, lo dejo. Se la tomo. No, la dejo ahí tomada, no se la tomo. Qué acto asqueroso. No la va a sostener ni dos minutos. Y si la deja caer, la dejo? No. Qué escena horrible, me dan ganas de llorar! No, ni llorar puedo. Bebe más agua. Botella vacía. Juego con botella. Sin mirarla se la arroja de mano en mano. ¿Cómo es posible que la agarre sin mirarla? ¿Soy hábil? ¿Será la energía, la electricidad, la inercia? Qué importa. Lo mira, esta vez, con una pausa en el tiempo. Deja de caminar. Aun así, quiere mantener la pulcritud del silencio. No derribar el parapeto de las palabras calladas. Frena su andar, brazos a los lados, como muertas banderas sin flamear. Mirada fija, no hay horizonte, hay más edificios. Ella escucha. “Me encanta caminar con vos, siento tanta libertad en este andar despreocupado, como si te conociera de siempre y supiera todo de vos, tanta tranquilidad me da tenerte a mi lado!”, la abraza con una calidez masculina, sincera, incomprensible para ella. No entiendo nada. Quisiera ver mi cara en un espejo ahora que está aplastada sobre su pecho. ¿Cómo se transita este abismo? “¿Seguimos caminando un rato más?”, propone él sin esconder su sonrisa. Claro.
Siguen.
martes, 13 de octubre de 2009
Mínimo:
compartimos lo-mínimo
y en ese mínimo
-¡coño!- nos la pasamos tan bien.
La época
niños jóvenes adolescentes
son el termómetro
de
por dónde anda la cosa.
Hay que saber escuchar/los.
jueves, 8 de octubre de 2009
domingo, 4 de octubre de 2009
Un gusto, besos, gusto de besos
"Se corre el telón y aparece un-él, pone la mercadería en el mostrador, sostiene martillo-gatillo: "Te puedo contar un par de cosas interesantes sobre mi nombre y sobre la narrativa argentina contemporánea". Mucho para decir, un introducing-myself sustancial y poco cauto. Está bien. Quiero ver qué sigue, pensé apenas terminó la frase, y pestañeé lento. A mí no me gusta la “online interacción ciber”, pura miradita a los costados, escuché que le decía. Prefiero las cartas las direcciones los destinatarios. Y después sí, zapping, claro, eso abunda".
(...)
"Comprendí que era un mal día para los saludos hola qué tal, que la interacción con el mundo de afuera sólo podía efectar en mí un elevado sentimiento de soledad dentro. Pronto, escuché grillos".
(...)
sábado, 3 de octubre de 2009
Cabeza - Culo
(...)
`` Cabeza-de-huevo le dice a Culo, "el olor es todo".
Culo, arroja palabras-olor: "jazmín, café, cúrcuma, hojas de menta, lluvia", y espera un momento los efectos de sus dichos, los toques de magia-palabras, a ver cómo Cabeza-de-huevo cae se rompe, no entiende nada.
La luz rebota sobre Cabeza-de-huevo. Amanece rojo disparo cámara.
Culo se durmió en la silla. Culo desnuda, cabello negro suelto largo eterno , su cabeza en manos borde silla, sueña Culo con.
Cabeza-de-huevo no sabe con qué sueña Culo.
Cabeza-de-huevo observa largo mundo lejos acá, marco ventana, cigarrillo.
"La otra vez también te tuve que pedir un beso, qué Cabeza-de-huevo que sos!".
Culo observa la cara de placer de Cabeza-de-huevo y no contiene y cae su saliva transformada hilo fino brillante transparente.
Culo parpadea lento: el placer es así.
Cabeza-de-huevo huele espía cuello:
rosas
dulce
cítrico
muy dulce
empalaga
cítrico
fresco
brisa
alivio
frío
menta
frutilla
rojo
dulzor
calor
el olor es todo. ´´
(...)
jueves, 1 de octubre de 2009
lunes, 28 de septiembre de 2009
Borrachómetro
"Mi borrachómetro indica altos niveles de la noche anterior: pantalón negro de alta estima dado vuelta arrojado en pasillo de living, remera nueva con estampa referente al amor incrustada en ventanal, vasos tazas botellas adornan mesas pisos y banquitos, puedo escuchar así algunas palabras dichas. Por lo pronto, esa es toda la memoria con la que cuento en este momento, en esta mañana, en la que todo yapasó".
(...)
CELOFÁN III
Miro la gente,
ya no tengo celofán,
ni frío.
sábado, 26 de septiembre de 2009
CELOFÁN II
como no me canso de mirar a los ojos,
a un par de tetas, en un tiempo me canso.
Recuerdo que jamás sentí los pechos de Mikage, aun así los extraño.
Hay tantos modos de hacer con esas ausencias.
Los dedos dictan, la vida sigue.
A veces hay puntos y comas, a veces no.
Subir, cuesta. “Subir la cuesta, cuesta”, estaría mal dicho.
Me doy cuenta que entré en un laberinto sin parapetos, de una arandela a otra,
desprevenido, manos en el aire temo caer, destrozarme.
Algunas cosas afectan mi sensibilidad.
Escucho mi voz me hablo me repito, me me me, una vaca habla dentro en mí.
Fastidio.
Me detesto, me desgarro, rompo destrucción de mi ropa a gritos como si me picara un ejército de pulgas.
Me detengo pronto, firme.
Suena aun el grito que ya no está en el aire, flota.
Quieto, parado, la cabeza gira hacia ambos lados, secuencia.
Otra vez silencio, nada ha pasado aquí.
Señores, no hay nada que mirar, sigan rumbo a sus casas, nada ha pasado aquí.
Esto no es grave, ni es gracioso, no es.
jueves, 24 de septiembre de 2009
CELOFÁN
Pequeñas baldosas, rayas.
Camino por esta ciudad que es la mía, soy un extraño.
Pienso “necesito lo nuevo”.
También en aire una flauta traversa, una ventana con luz. Pasos cortos, lentos, silenciados. Siento la visión torpe, confusa.
Sigo celofán, que existe cada vez que brilla por los faroles, reflejan en él.
Junto al celofán, me he vuelto quien lo mira,
observo y soy para eso.
Él simplemente, liviano, flota en el aire.
En cambio, yo no floto,
soy pegajoso y denso,
pesado,
atascado al pavimento,
muslos de bolsas de residuos,
caderas de metal,
un orfebre maquinó mis pensamientos.
No floto.
martes, 22 de septiembre de 2009
viernes, 18 de septiembre de 2009
La claridad del día siempre nos muerde los pies.
Percibo tu mano y sus anillos deslizarse por mi espalda hacia dentro.
Y nos contemplamos. Nos adivinamos.
Tu nombre, el mío, son alaridos-ausencia en aquel instante,
encapsulamientos, ficciones
que intentamos agarrar.
Nos nombramos para ubicar algo en algún sitio no sabemos dónde.
Por eso nos reímos tanto, siempre, algunas veces, sometimes.
Y nos tocamos sin parar, sin poder.
Y hasta puedo acercarme y preguntarte sin decir,
¿Qué hay allí?
¿Qué ves allí?
¿Cómo se siente?
Ya me encuentro desposeída de mí.
Dependo de tus dedos–palabras y de tus palabras-dedos.
Tocame, sí, tocame.
Y tu voz aparece bruscamente en mi murmullo interno.
Tus gemidos de palabras, de ausencia, de locura.
Dolorosos gemidos de amor que ronronean la pregunta eterna.
Vos, dogmático escepticista.
Levanto los párpados. Estás allí.
Otra mano hace girar la calesita nuevamente.
Ahí vamos.
Viento, velocidad.
Se reinicia.
O continúa,
que es lo mismo.
martes, 15 de septiembre de 2009
Contingencia
sacude sus cavilaciones.
Otro Isaac, varios siglos después, es obligado a realizar la caminata de la muerte. Cuerpo barrido, numerado. Blanco y gris alrededor, y frío, y soledad, y espanto y muerte. Entregado a un vacío ya dispuesto, sólo escucha su propia respiración, y no piensa. Gritos en su idioma y en otro. Montañas de zapatos. Él elige, tal como le indican, de entre ellos algún par. Eligió un par correcto, por lo que sus pies, sólo sus pies; tibios, contenidos, le permiten continuar, la marcha hacia la muerte. Sin zapatos los pies se congelan, el cuerpo se detiene, la vida se hunde. Fui afortunado, piensa, cuando piensa, muchos años después.
En la vida pasan cosas.
Y cosas pasan.
Neil tenía cuatro años y la familia Armstrong tenía una casa con un extenso patio en alguna ciudad del estado de Ohio. Al niño, como a todo niño, le gustaba jugar a la pelota. Domingo. La pelota se aleja y llega a la ventana de sus vecinos, Tom y Sara, quienes en el momento en que la pelota volaba hacia su ventana se encontraban en medio de una escena íntima, envueltos en fluidos y gemidos. Neil sorprendido, no comprende. De pie, frente a la ventana, no oculta su deseo de saber. Tom, al verlo, grita: “Niño! Esto no debes verlo!”. Neil rezonga. Tom explota, con burla, en un grito: “Podrás el día que el hombre llegue a la luna!”.
Ve la estrella fugaz
cada vez que no mira.
domingo, 13 de septiembre de 2009
viernes, 11 de septiembre de 2009
EL TROYANO Y LA PASA DE UVA
Chica tirada en el piso. Revuelve cables. Qué calor, qué molesto, qué ufff qué queja. Se levanta, mano en cintura, piso de nuevo. Esto no enciende. Porrrr diossssss, qué se hace. Cómo es posible. Recapitulemos, a ver. Un troyano. Pantalla monitor. Peligro. Rojo. Ventana. Bien, elijo por este botón. Puf. Ruido. Corte. Apagón. ¿Explosión? Mano en mentón, fuerte. Respiración profunda. Dedo rasca nariz. Esto no es posible.
La chica se agacha y mira los cables muebles y todo acaricia ese plano brillante todo igual que no se ve nada. Saca una zapatilla: enchufe de enchufes plástico blanco chato. Saca otra. Cables. Más cables. Uno por uno. A ver. Sí, ahí está.
Una pasadeuva. Pegada llena de polvo escondida camuflada. Mano toma pasadeuva. Ojo la mira. Pasadeuva dejada de lado arrojada. Mielpegote en enchufe. ¿Pila sulfatada o pasadeuva? No hay pila. Hay pasa. Electricidad nueva. Nada.
¿Es posible que coincidan exactamente en un mismo instante un troyano y una pasa de uva al punto tal de dejar devastada una máquina completa, m, m? Mano en mentón, rasca de lado a lado; labios fruncidos.
Ya sé, apago todo por las dudas cambio todo de lugar observo muy bien antes qué aparatos funcionan luego electricidad y ahí debería estar la clave el secreto listo. Nada. No enciende. La chica se aburre, decide regresar al mundo de arriba y llamar a un técnico. ¡Técnicooo!
Lunes por la tarde. Técnico toca timbre, sube. Se sienta, manos en rodilla. Pregunta. Contame exactamente qué pasó. Chica habla, bla bla. El troyano y la pasadeuva. Técnico escucha relato secuencia. Pregunta por las zapatillas. Ahí están, abajo, lejos, oscuro, allá. Baja. Chica arriba lo ve pasar, ve que no tarda. Pero acá hay una zapatilla enchufada a sí misma.
Chica piensa en troyanoypasadeuva.
jueves, 10 de septiembre de 2009
martes, 8 de septiembre de 2009
lunes, 7 de septiembre de 2009
Te asustó el lagarto,
Y corriste,
del deseo al goce.
Buscar la cámara-de-fotos,
para tener una imagen,
para tenerlo.
El lagarto desapareció,
antes.
El lagarto no se posee.
domingo, 6 de septiembre de 2009
DOLOR CIUDAD
Así la noche de un sábado como imagino es cualquier sábado, calles adoquines buenos aires, asfalto tránsito transpiración, así las zapatillas colores saltones botas tejanas, los chicos las-ellas, todo junto mismo lugar, caos violencia abundancia repugnancia.
Choques de cuerpos;
vómitos ambulancias desmayos se nos va;
qué me mirás loco te cago a trompadas;
una-ella arrojada sobre piernas sesenta grados
suplica grita llanto lágrimas negras.
Oigo mis tacos por segunda vez, primera en adoquines salvaje afuera verdad.
Temor de espalda, tensión boca dientes oídos, pensamientos explotan no dejan marca, ruido tormenta silencio nada.
Dolorciudad.
Aturdimiento.
Plaga.
Disturbio.
Encierro.
Luces blancasamarillas , mi ceguera ante tanto, mi espanto mi temor.
Ningún duende.
viernes, 4 de septiembre de 2009
PERRO NEGRO
Después de encuentro con personas de escuela primaria veinte años después, parto,
noche aún,
a la fiesta del griego.
Llego.
Calle poco transitada, luces amarillas.
Portón blanco madera vieja.
En vereda, aparece perro negro,
cachorro grande orejas paradas.
Me roza hocico en rodilla.
Me mira, fijo.
Me toma.
Acudo a compromiso ético.
Me dejo.
Ya estoy ahí.
Se abre puerta, entro en fiesta,
no conozco a nadie hablan varios idiomas o extraño castellano.
Balcón.
Perro mira, ojos fijos, desde abajo.
Busco cómplice, otro sensible.
Asoma chico pelado rasta que fuma y convida.
Observa. Ve. Mira al perro. Me mira.
Comentamos.
Ya está.
Tomado dos.
Tomados.
Salgo de mí:
-No conozco a nadie acá. ¿No hay alguien que tenga casa?
Pelado rasta parte.
Quedo.
Observo perro que mira, a mí.
Aúlla.
Luego: amigo de amigo,
llamado a teléfono en balcón tres de la mañana,
chica atiende,
dormida,
escucha,
parece querer perro.
Ella, chica con cosas sola. Peligro. Miedo. Ella.
Mientras, fumo. Circulo. Observo.
Perro negro se va,
sigue a chicas que salen caminan se van.
Creo fin de la escena.
Triste.
Luego,
vuelve auto con pelado rasta y amigo de amigo.
Encontraron y dejaron,
llevaron perro negro a chica sola en casa.
Ella se llama Tsunami.
Japonesa.
Cierro círculo lectura literatura japonesa.
Atrapada en ella,
soy escrita.
lunes, 31 de agosto de 2009
"Voy a hacer"
ninguna performance ahí
más que el acto del habla bla bla bla bla bla
bla bla bla
bla
ABC
domingo, 30 de agosto de 2009
sábado, 29 de agosto de 2009
reloj
viernes, 28 de agosto de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
No.
nadie en el sofá
Ni rastros de la angustia de antaño
que me dejaba pasmada en un mar de palabras
y navegaba allí.
No reboza la felicidad
Ni brilla su entorno
Ni deslumbra
garabatos de colores
Nadie hay aquí
Aquí, nadie ya.
El gato sigue su juego
La cama descansa donde siempre
Cama roja
sola
No suena el teléfono
La tecnología no ayuda
No hay compañía
Sobran libros
Botellas vacías
Cigarros apagados
Un ventilador.
Dolor de cuerpo
Golpe de cuerpo
en él
sólo esa presencia.
Palabras escritas.
Te espero
y no
Me pregunto
y ya no.
No.
lunes, 24 de agosto de 2009
domingo, 23 de agosto de 2009
Angustia =
Lo horroroso en lo bello.
Ser en el otro
con el otro
siendo el otro
lo más extraño a uno,
no se quién es el otro,
estoy perdida.
sábado, 22 de agosto de 2009
MI AMIGO DALMIRO
Dalmiro pasa a buscarme por mi casa, dos horas más tarde del horario propuesto inicial, porque los dos cada uno tenemos nuestras mañas manías agudizadas en la soledad de la propia casa, y los proceso se tornan largos, pero hay encuentro, y eso nos emociona cada vez.
Toca timbre brusco, menciona mi nombre completo, siempre me da risa y siempre me asusta oírlo.
En su auto azul podemos jugar a ser cada uno el más fiel a sí mismo que está a la altura del mezclarse con otros.
Así es que cuando salgo con Dalmiro me puedo vestir con todo lo que no logro cuando es con cualquier otro del que aún espero aprobación: pollera verde tiro alto, camisa a cuadros estilo cow-boy turquesa y negro, medias panty con fantasía, chaleco rojo, botinetas naranja brandy, aros de Cleopatra grandes, pelo suelto, saco pana marrón cereza.
Y camino media cuadra hasta donde está estacionado y hace juego con las luces, me subo al auto, hago chiste sobre algún detalle de su vestimenta como pueden ser unos náuticos que resisten al cambio de la adultez con mejora/aparición del criterio estético, a la vez que él exagera mi perfume al extremo de olor a tía vieja.
Nos reímos a carcajadas, así, cada vez.
También cada vez bromeo sobre sus problemas de registro de su propio cuerpo, alto flaco eterno tosco el mundo debe ser diferente desde ahí, y él ironiza acerca de mi incapacidad para aceptar los límites del mío, de los otros, y de los buenos modales y costumbres.
Dalmiro se ríe cabeza inclinada mentón casi en pecho movimientos rápidos cortos secos de cuello y sonido interno que termina en alarido fugaz, me mira, con esos ojos encuadrados marco negro, en sacudida corta de cabeza negación de lado a lado, labio inferior agarrado por dentadura maxilar superior, qué bueno qué lindo no lo puedo creer.
Sí, a veces es demasiado ser una parte del otro.
Con Dalmiro nos sentamos en algún bar, lado a lado, para no obstaculizarnos la mirada del entorno, los que pasan, los colores, rulos, tetas, carteras, hombres y mujeres. Y nos hablamos, nos contamos cosas y hacemos un juego de circo con cuchillos que vuelan rápido y se clavan bien.
“Vos te anotas todo porque tenés la memoria cagada, ¿no? “
“Sí”.
“Hoy se fue de mi casa Julieta, a visitar a su familia en el interior. La sospecha de no soy todo para ella me hizo pasar un mal día. La sospecha siempre está.
Ella me dice ahora que se ve gorda. Entonces yo la veo gorda. Pero yo sé que no está gorda. No es gorda. Ella se ve gorda y eso se transfiere.
Vos recordá que siempre estamos en dos niveles: vos estás al nivel de lo femenino y yo de lo fálico. Puedo entender el goce de la lectura, pero no el goce con la escritura.
Percibo en vos una nueva escritura, como una nueva economía del goce, distinto”.
“¡Pero Dalmiro! Nadie se caga a voluntad.
Y resulta que él me demandó un permiso para llamarme y yo le pedí a su vez algo más: que me llame sin pedirme [permiso]”.
“Zoe, tenés que darle más crédito al imaginario del otro.
Los hombres pedimos cosas que se pueden dar: tirame la goma, vamos a ver a mamá, ¿vamos a Córdoba el fin de semana? Las minas piden cosas rarísimas.
El amor es el peor cáncer: impide todo duelo. Se viene al mundo a perder cosas, pero el amor no lo permite”.
“¡Qué terrible que te guste alguien! ¿Qué hago con esto?”
“Un gesto simple, sin pretensión de poesía, ¿crees que podés hacerlo?”
“Un… ¿quiero-verte? Sí sí, ningún Haiku de Borges”.
“Si no hay deseo, no hay nada que hacer. Pero si hay amor, no tenés que espantarte”.
“En el amor: hay que tolerar que el otro te pida. Aunque no le des”.
“Y al final no es tan complicado, como tampoco lo es soportar la insatisfacción”.
Me tomo la cerveza que pide, cada una de las tres. Seguimos sentados espaldas apoyadas sobre misma pared, nos sostiene lo mismo.
Dalmiro ya quiere irse, te espero arriba. Hago panorámica final, saludo a amigos conocidos desconocidos y a algún rulorulón por ahí.
¿Es tu novio? No. Es una parte de mí. Se veía una conexión especial. Sí. Bueno, chau, qué lindo, qué gusto, nos vemos.
Queda un resto, un deseo de nos vemos, no sé quién sos, me quedaría, pero ya es hora de partir, regreso al auto de Dalmiro, relato escena de rulorulón, le gustaste al pibe, no, le gusté a todos, no-todo, le gustaste a uno, eso ya es mucho que soportar y vos querés gustarle a todos. ¡Límite Zoe, no-todo!.
Y me río a carcajadas porque sé muy bien que cada vez que (1) mojo mi dedo gordo del pie en el agua del charco que está cruzando la raya, mi amigo Dalmiro sucumbe a una catarata de excitación alegría sacudida de pecho amor, cómo te quiero.
Nos queremos.
(1) con extrema intención y fanático determinismo
viernes, 21 de agosto de 2009
VIDEOCOLONOSCOPÍA
El acontecimiento
Hace alrededor de seis meses tuve uno de esos acontecimientos que, para la medicina, "es delicado, hay que ver, hay que saber, hay que observar". Y la indicación inmediata fue la-videocolon.
Las consecuencias de haber recibido semejante propuesta por parte del aguardapolvado que tenía enfrente tuvo una serie de etapas.
Proceso de asimilación
Uno: Soledad en bar
La reacción inmediata: salida a bar, déme un café por favor, llanto con anteojos negros mirando por ventanal hacia avenida.
Dos: Condensación
Todos los males ahí: abandonar lo que nos hace bien, la vida sana, la actividad física, dormir una equis cantidad de horas, volver al tabaco, comer mal, hacemos cualquier cosa que nos acerque un poco más al límite, y con la cabeza que ya rebota contra el cordón de la vereda, la frase final "total para qué, si con esto que tengo ya me estoy por morir". Y un renglón aparte para el:
dolordeamor.
El dolordeamor encuentra casa en cualquier lado, y estas situaciones de falso límite, que es lo mismo que límite, lo facilitan. Entonces: que si le importo y si me pregunta y si me llama y si me muero. Todas frases reventadas que salen juntas a pasear, pero vuelven solas.
Tres: Persuasión
Recorrido por el consultorio de varios gastro con el puro objetivo de hallar la opinión disímil que delate la incompetencia del resto, y claro Dr., Ud. es el que sabe, y no anda por los rodeos gananciales del uso de la tecnología de la medicina puesta como artillería en contra de la humanidad, y del abuso de la política sobre nuestros cuerpos, los médicos soldaditos de una maquinaria que los transciende envuelve humilla, no Dr., Ud. se para ahí con estetoscopio y confía en lo que sus manos tocan, en lo que oyen sus oídos, Ud. nos deja hablar.
Cuatro: Olvido
Hablé hablé hablé, algunas veces también dije y aun así, a ningún aguardapolvado le pareció que la-videocolon no era necesaria, sino más bien lo contrario. Renuncié a mi intento y surfeé esa otra ola: la espera de un número lejano en el almanaque en el que algún día… y había una vez… y mientras tanto vivo… Ya veré cómo se hace para vivir cuando el-día llega, y así llegan cada uno de los días aunque no sean ese día. Durante meses, me olvidé.
Los Pre
Pero mientras tanto: chequeo de mi corazón, está bien dicen los médicos, puede tolerar algo así. Menos-mal o qué-pena, que no hay otra clase de medidores con los cuales pueda evitarse andar por el barrio con el temor de que un encuentro nos eyecte de nuestro endeble equilibrio.
Entre estudio e investigación pasaron los meses, y entre tanto, la idea de la-videocolon se me pasó de moda, se convirtió apenas en un día alegre en el que no iría a trabajar, ni día previo, qué bueno un día sin trabajar pero obligada a estar en mi casa, tal vez hasta pueda avanzar con otras cosas, esto es parte de una experiencia horrible y sensible a la vez, bue, qué lindo, hasta qué lindo pensé.
El día previo es el-día
El día previo ya era el-día. A media mañana me retiré a mi hogar, dictaminé soledad absoluta y cada veinte minutos leí las indicaciones para ser exacta precisa correcta y que no llegara a pasar que un breve error mandara al tacho toda esa inversión focalizada.
Bebí sólo lo que podía, comí al mediodía el pollito blanco muertito oloroso y nunca más metí sólido en mí. Ingerí primer frasco y luego segundo de líquido híper sódico asqueroso que me salía por la nariz de tan horrible, y lo cortaba con buches de agua y sonidos de queja, en la cocina, gata testigo ocular.
Y ya estaba lista, algo debía de pasar con semejante hinchazón y estaba lista para entregarme a esa limpieza como un monje Zen, como una viva adicta creyente de la medicina ayurveda, mucho más que como una correcta paciente entregada a las tenazas de la medicina alópata capitalista occidental.
Con el paso de las horas comprendí mejor las reacciones de mi cuerpo, a mi alrededor revistas y anteojos, libretas y lapiceras, teléfono celular y fijo, y así, toda mi casa, toda mi vida resumida en el cuarto de baño.
Cansada pero aún con vida, me fui a acostar, con la ilusión de que Morfeo ganara la batalla.
Videocolon´s day
A las siete de la mañana suena despertador, debo bañarme, qué sueño, qué esfuerzo levantarme tan temprano por algo así, qué va a hacer, vamos levantate. Y en cámara lenta los brazos se han vuelto de pesado telgopor, no manejo mi cuerpo, ducha caliente, la presión baja, recuerdo que la presión es el fuego de las venas, me observo pálida blanca labios blancos, me asusto, arrojo mi cuerpo desnudo envuelto en toalla en cama que se hunde, me hundo, bajo un piso otro piso otro piso entre sábanas, alguien que me salve, por favor.
Y alguien me salva, y vuelven los colores, me visto sin pensar, salgo al frío, dormito en sillón blanco sala de espera, señorita su turno. La señorita pasa sola, indica una mujer bajita morruda gestos duros y oscuros.
En breve te busco
Dejo todas mis garantías, mochila con objetos todos, y paso ya desnuda de mis objetos personales, ya desnuda. Igual no los voy a necesitar, pienso, y disfruto del desapego.
La mujer bajita morruda viste un guardapolvo que tiene el cuello con unas onditas que indican "este guardapolvo es de mujer". Me conduce hacia la habitación mientras enuncia con voz que pretende ser dulce los pasos que debo seguir: sacate la ropa, ponete esta manta, dejá todo lo que tengas acá, en breve te busco, y cierra puerta.
Se da inicio a la vivencia de una nueva soledad. Mi primera vez en un quirófano, y con anestesia, qué emoción.
Limbo
Ese cuartito podría ser el limbo, el lugar de ansiedades crecientes, de esperas interminables, y debo esperar sin ningún otro glamour más que una bata blanca finita casi transparente, a la que agregué el detalle de botas puestas y la resistencia de no-me-saco-la-bombacha-aún.
Ya dispuesta, no le encuentro sentido a permanecer aquí: abro puerta, asomo toda mi ridiculez y detengo a caminante de pasillos, chica joven guardapolvo blanco que lleva algo y le pregunto por la otra mujer esa, la que me trajo hasta acá. "La enfermera", dice la chica con ese otro guardapolvo y observo guantes anaranjados, le digo que sí, ya te la llamo, y sigue por el pasillo; de regreso al limbo, parada dentro, no sé qué hacer con mi cuerpo aquí tan a punto de.
En un instante, todo amenaza
Oigo desde el limbo la voz de la chica que le dice a alguien "preguntan por vos", por lo que decido segunda aparición en puerta y acudo a esta imagen: mientras la chica joven guantes anaranjados transmite mensaje, realiza gesto con manos que en el código porteño desde hace años significa "qué pesada" que significa "qué densa" que a su vez significa: paciente no deseada, siento unas inmediatas ganas de llorar y percibo una fila de situaciones-ideas-pensamientos-dolores que se acercan ahí nomás, me cercan, para jugar conmigo: voces de soledad, de amor perdido y reencontrado y vuelto a perder, y así. Regreso al limbo, mejor esto que esa fila de personajes. La lucha en pie.
La resistencia de la bombacha-aún
Pronto se abre otra puerta y la mujer morruda se materializa y me hace pasar al otro lado, a la sala de operaciones. Veo camilla y me siento ahí por gesto de enfermera con la mano. Le confieso que no-me-he sacado-la-bombacha-aún, y ella dice una obviedad tal como "así no van a poder trabajar con vos", y hasta ahí llega toda mi lucha. Quito bombacha y voy a depositarla con el resto de mi ropa muerta en silla de limbo, y también las botas del glamour van a parar ahí.
Otra vez sentada en camilla, otra vez esta soledad de mi cuerpo a punto de ser silenciado investigado dormido.
Piernas, vuelan de un lado a otro, pupilas investigan sitio, observo gran cantidad de fotos de lo que supongo serán partes internas de cuerpos ajenos y pienso esa horripilancia como una interesante construcción plástica, qué colores más bellos y consonantes: anaranjado, rojo, rosado, amarillo.
Pero al hacer foco en las formas ya no hace tan graciosa la idea de mis anaranjados, rojos, rosados y amarillos, por suerte interrumpe el primer Doctor al ingresar a la sala, artista de Hollywood que pisa escenario, se presenta, estrecha mano, acostate por favor.
Dr. Doctor
El señor es el Dr. Anestesista según tengo entendido, es fundamental para la supervivencia de cualquier individuo en mi estado-posición, ya que es el que tiene el poder de mandarme de la vida vigil a la otra de un soplido.
Le pregunto al Doctor si no se puede usar mascarita en vez de aguja para el desplazamiento hacia la duermevela y dice que no. Pregunta si tuve algún trauma con la aguja y le digo que no se lo voy a contar ahí, y menos si la explicación se va a interrumpir cuando yo caiga como un robot sin electricidad. Quiere saber de qué trabajo y menciona que parezco más joven, mientras toma mi brazo izquierdo, infla vena con goma, pincha, lo sentiste, viste que no, ya está.
Siento una especie de extraño placer por tan alta entrega-sumisión, esto debe ser similar a un momento sado-maso.
Ya tengo suero, y es mi primera vez en el fascinante mundo del suero. Poné la manito debajo de la cola, no entiendo nada, por qué, qué motivo. El Doctor ensaya explicación poco explicativa: que mi mano, si no dormida y demás, mientras mi cabeza ya compagina imágenes de gente muerta con brazos que golpean a los costados a fuerza de gravedad, ya sin voluntad ni vida, mejor salgamos de aquí pronto, Doctor, vamos.
Toma inyección, y aclara: esto no lo sentís, pero en breve te vas a quedar dormida, y cuando diga tu nombre, vas a despertar. Hago giro de cabeza para último panorama de la zona, el médico bajito de ojos rasgados, la enfermera morruda, los tubos, las fotos, las paredes blancas...
Chasquido de dedos
Escucho mi nombre y abro los ojos. Vuelta al limbo, en la misma posición que quedé un rato, varios ratos atrás, ¿cuántos ratos pasaron? La mano aún bajo mi cola. No entiendo, ¿en qué posición habrán hecho todo? ¿O volvieron a poner mi mano bajo mi cola? No entiendo.
Tomo las ropas que quedaron arrojadas allí, en ese tiempo antes de traspasar aquella puerta. Me las pongo como puedo, experimento cierto placer del mareo de la anestesia, creo haber descubierto mareo nuevo.
Camino pasillo salida. Cruzo por consultorio donde Doctor toma café y come medialuna, después del recorrido visual que habrá tenido por los singulares caminos de mi-adentridad, sentado en sillón de cuero. Saludo al Doctor. Le pregunto las cosas importantes que se preguntan para no irme con dudas, porque no me gustan las dudas.
De más
Doctor, ¿hablé dormida?
Doctor, ¿y ahora qué?
Doctor, puedo decirle que confío en usted ahora que veo que cumplió con sus dos palabras: dormirme y despertarme. El Doctor recomienda que pida turno a un gastro, dice que en esa misma clínica hay dos, uno más viejo y otro más joven, y le deposita unas fichas al joven mientras guiña ojo cómplice, queda claro que es su pichón de avestruz, su discípulo. Digo en voz alta algo que hubiera debido quedar sólo como pensamiento, "si vamos a continuar en las vías del tratamiento de mi-adentridad, entonces prefiero que sea el viejo", y pronto me arrepiento por dejar salir tanta subjetividad.
Saludo al Doctor, aún mareada e impune por la anestesia. Me dice que no debo: conducir
trabajar
tomar alcohol.
Salvo el final, me parece un buen plan para este día de semana, lo que me convierte en una paciente obediente paciente.
Al fin
A dos cuadras del lugar me cobro con la venganza del desayuno completo y, luego, la siesta al sol.
Plena.
No todos los días se llega al limbo y se retorna de él.
miércoles, 19 de agosto de 2009
sólo aparente
La chica lavada, pelo rubio opaco ceniza, camina desgarbada por las veredas baldosas grises buenos aires.
II
Trabajo medio día. Salgo, calor sol colectivo, mediodía. Almuerzo banana en autobús. Natatorio. Adultos mayores. Y yo. Adentro y afuera; adentro y afuera. Oídos llenos y vacíos. Así, llenos y vacíos. Y
III
“Las cucarachas eran de los vecinos”
Pasillo lleno de cucarachas.
Portero: son de los vecinos.
Risas.
¿Qué pasa?
No lo se.
No hay chiste.
Portero tiene verdad.
“Hay muchas cucarachas porque hay muchos viejos”
“…”.
“¿Salen de los estómagos de los viejos cuando los viejos se mueren?”
“Tal vez, pero pensé que las cucarachas eran porque los viejos son viejos y no se fijan en ellas”.
“Ah”.
*
IV
Señora nueva en el trabajo.
¿Quién la metió?
Por torpe, no nos dice.
Ser sociable está bien, pero para ella no.
Mucho tul negro, pelo negro.
Mujer trigueña.
Muerta.
Vestida.
Perfume muy fuerte no tapa olor tan fuerte.
Muerta.
En exceso.
Nos atonta su muerteperfume en oficina cerrada de hombres solos cortos tontos hechos a la ligera todos muertos.
La nueva empleada muerta.
Soledad.
La jueza hizo un pacto con el diablo.
Y a cambio una empleada con olor a azufre.
Hipótesis dos. Estamos todos muertos.
Y somos lentos en saberlo.
V
Vlllladimirrrrrrrrrrrrrrr
Nosotrrrrrrrrrrrrrrras sufrrrrrrrrrrrrrrimos porrrrrrrr amorrrrrrrrrr
martes, 18 de agosto de 2009
lunes, 17 de agosto de 2009
Mi amigo B, divide a las mujeres en dos grupos:
Todo depende, según él,
del saberhacer con la belleza
(y así,
con el otro).