domingo, 13 de diciembre de 2009

Fragmento de Capítulo "Carlos Carpincho"

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"No me giro, no miro de nuevo, no retorno, el auto celeste ochentoso sigue ahí, escucho el motor, camino a contramano, me voy, sin giro de cabeza, no hay adiós adiós.
Toco timbre en casa de Arami. Abre su puerta y hallo abrazo femenino que permite llorar. Puedo al fin no resistir, descomprimir el aire el pecho las lágrimas. Comparto ese dolorbelleza de lágrimas en ojos de mujer.
Los dos cuerpos de las dos mujeres en el sillón de dos cuerpos, evitamos el diván. Elegimos el juego de azar con libros de Pessoa y música con voces femeninas que gritanentonan los graves.
Arami lee para mí. Actúa mis palabras. Yo me río: de ella y de mí.

El domingo cuando se apaga
afloja un poco sus cuerdas.
Dentro de una nueva otra cueva,
no moja tanto la lluvia aquí".


(...)