lunes, 9 de noviembre de 2009

(7)

En esa intimidad
creen elegir la condena
de verse sin mirarse.


Ella cree que él puede ser capaz de un rapto de valentía.
Y entonces ahí
ya voz cuerpo mente
simples humanos,
qué miedo da,
pero a veces
qué bueno.


El atardecer le sienta bien
comenta ella
no aclara si por el final
ó
por el comienzo,
aquello que cae se pierde
la luz nueva
blanca
pura-oscura
donde ella mejor puede ver.

La compañía de él
La distrae
De ella.

Del hueco.
Impulso.

Él dice que sí a todo
y espera los detalles
de su paradero
de ella
porque aún cree
que la dirección
es en algún lugar.

Él juega
asoma su cabeza
detrás de un muro
el cuerpo no se ve
las manos no se tocan
estamos protegidos
aún
salvados
de esta inmensidad
que es posible
cualquier día
nos come nos traga nos devora.

Ella no entiende nada.
Mientras él en el muro
Ella en la cabeza
En el mar
Con aguas vivas que la acarician con tentáculos rosados
Y si me tiro de cabeza
Seguro me pega en el ojo
Y pierdo la visión
¿Y si me vuelvo como Tiresias?
Oh no, qué tragedia tanto saber, tanto conocimiento.

Lo que se hace bien, se hace despacio,
tus tiempos son tus tiempos.

Y ella puede
De nuevo
Descansar
Abre la boca
Respira
Qué fresco se siente acá.


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