Valen los silencios,
largos incluso,
y cada uno mientras tanto
y nos vemos en un rato
en el sillón.
Ó nada,
qué neurosis mala malísima,
y qué época líquida nos ha tocado,
mejor
si se puede:
simple.
Hablemos sin la letra Ñ
y sin acentos,
hablemos sin signos de puntuación,
quedémosnos congelados como profile pictures.
Y cuando queramos llamar la atención del otro,
enviemos un zumbido.
No seamos excluyentes
no seamos dogmáticos
que el gusto por las palabras
por la música
por los detalles
y las vueltas a la manzana
y las manzanas con jugo de apio es todo un enchastre un kilombo
no seamos prolijos que nada lo es
y de las pocas cosas que valen
y las millonadas de detalles que valen.
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